Todos tenemos un hábito que queremos dejar; ya sea comerte las uñas, revisar constantemente tu teléfono o comer comida chatarra…. Poner fin a los malos hábitos puede ser un verdadero desafío, especialmente cuando se han vuelto parte de la rutina diaria.
Y es que un mal hábito demora más tiempo en eliminarse que en crearse. Sin embargo, dejar atrás estos patrones te ayudarán a mejorar tu calidad de vida, fortalecer tu salud mental y física, y lograr objetivos personales.
Los hábitos son en realidad comportamientos automáticos, más que decisiones meditadas, no son una elección consciente. Una vez que nuestro cerebro se da cuenta de que realizamos un comportamiento específico una y otra vez, se forma un hábito que permite a nuestra mente ponerse en piloto automático para que nuestro cuerpo pueda tomar el control.
Así que cuando sigues tu rutina matutina, vas al trabajo o scrolleas por Instagram justo antes de acostarte, probablemente no tengas que pensar mucho. Eso es porque has hecho esta rutina tantas veces que está arraigada en tu cerebro.
Aunque son un gran ahorro de tiempo y energía, los hábitos también pueden afectar negativamente a tu productividad, bienestar y felicidad. La buena noticia es que estos hábitos pueden ser desarraigados de tu mente, con dedicación.
Te presentamos algunos consejos para acabar con esos hábitos y abrir así, espacio para una vida más saludable y positiva.
Identifica tus malos hábitos y sus causas
Haz una lista de los hábitos que te gustaría cambiar y reflexiona sobre las razones detrás de cada uno. Pregúntate:
- ¿Por qué comencé este hábito?
- ¿En qué momentos tiendo a realizarlo?
- ¿Cuál es la “recompensa” o la satisfacción que me genera?
Por ejemplo, muchas personas descubren que el estrés o el aburrimiento son los desencadenantes de comportamientos como morderse las uñas, comer en exceso o procrastinar. Al entender las causas, será más fácil encontrar alternativas positivas que puedan reemplazarlo.
Establece metas claras y realistas
En lugar de decir “quiero dejar de comer comida chatarra“, define una meta más concreta, como “quiero reducir mi consumo de comida rápida a una vez por semana“.
Las metas realistas permiten medir el progreso y te ayudarán a tener la motivación que necesitas para hacer esos cambios.
Divide cada meta en pequeños objetivos a corto plazo para no abrumarte; por ejemplo, si quieres dejar de fumar, puedes comenzar reduciendo el número de cigarrillos diarios en lugar de intentar dejarlo de golpe.
Reemplaza los malos hábitos por actividades positivas
Cuando intentas eliminar un mal hábito, es importante encontrar algo que lo sustituya.
Por ejemplo, si tu mal hábito es revisar constantemente el celular, intenta reemplazarlo con una actividad que te guste, como leer un libro o practicar un hobby.
Al ofrecer a tu cerebro una actividad alternativa, será más fácil evitar caer en el comportamiento no deseado. La clave es elegir algo que realmente disfrutes, para que la sustitución se convierta en una experiencia gratificante.
Rodéate de un ambiente positivo
El entorno en el que te encuentras influye mucho en tus comportamientos. Busca rodearte de personas que te apoyen en tu decisión de cambiar y que compartan tus valores.
Si quieres dejar de consumir alcohol, es más fácil lograrlo si en tu entorno tienes a personas que optan por agua o bebidas saludables. Además, organiza tus espacios de manera que no haya elementos que te recuerden los malos hábitos; si estás dejando el azúcar, evita tener dulces a la vista en casa.
Sé paciente y compasivo contigo
Es común recaer en un mal hábito en algún momento, y esto no significa que hayas fallado. Como cualquier proceso de transformación, cambiar hábitos es un proceso gradual que requiere paciencia y autocompasión.
Si tienes un día en el que no lograste tu meta, no te castigues. Reflexiona sobre lo que pudo haber causado la recaída y sigue adelante.
Practica la autoconsciencia y el mindfulness
Al practicar mindfulness o atención plena, te enfocas en el momento presente y observas tus pensamientos y acciones sin juzgarlos. Esto te permite reconocer cuándo un mal hábito está por surgir y tomar una decisión consciente para evitarlo.
La meditación y la respiración profunda son prácticas que te ayudan a cultivar la autoconciencia y el control sobre tus impulsos.
Busca apoyo profesional si lo necesitas
Algunos malos hábitos, como el consumo excesivo de alcohol, fumar o el juego compulsivo, pueden ser difíciles de romper sin ayuda profesional.
No dudes en buscar apoyo de un especialista, ya que puede ofrecerte herramientas y estrategias adaptadas a tus necesidades para superar esos patrones de comportamiento de la mejor manera.
Celebra cada logro, por más pequeño que sea
Cambiar un hábito no es tarea fácil, y cada avance merece ser celebrado. Reconoce cada uno de tus logros, y date un premio por cada objetivo cumplido.
Las recompensas pueden ser tan simples como una tarde libre para disfrutar de una actividad que te guste o algo especial que te motive.
Eliminar los malos hábitos no es un proceso que se logre de la noche a la mañana. Sin embargo, con un enfoque consciente, una estrategia bien definida y mucha paciencia, es posible transformar cualquier hábito negativo en acciones positivas que te ayuden a alcanzar el bienestar y el crecimiento personal.
Al aplicar estos consejos, no solo eliminarás conductas que no te benefician, sino que también abrirás espacio para nuevas oportunidades de aprendizaje, autodescubrimiento y éxito personal.
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